El este de Turquía es uno de los grandes olvidados por el turismo internacional en este momento. Las razones por las que esto ocurre son varias, unas de las más importantes pueden ser las escasas estructuras turísticas de la zona o la frágil situación política que se vive allí actualmente.
La triste de todo esto es que el viajero se está perdiendo una de las zonas más interesantes y auténticas de Turquía. Hoy dejaremos aparcados algunos prejuicios sobre este tipo de lugares y descubriremos una ciudad del Kurdistán turco: la ciudad de Diyarbakir.
Primero, por aquí pasa ni más ni menos que el río Tigris, uno de los ríos más legendarios del mundo. En las afueras de la ciudad existe un viejo puente de piedra (llevan ya un tiempo reconstruyéndolo) que hará las delicias de cualquier imaginativo turista al pensar en tiempos pasados y en todas las caravanas que atravesaron ese puente transportando seda entre Turquía e Irán.
Otra de las maravillas que encontramos en Diyarbakir es su muralla; muy poca gente sabe que es la segunda muralla más larga del mundo, después de la gran muralla china.
Pero lo realmente interesante de esta ciudad es que sus lugareños no están acostumbrados a ver extranjeros por allí, así que no dudéis en hablar con ellos, seguramente estarán deseando sabe qué hacéis por esas remotas tierras.
Y es que ese es uno de los encantos de Diyarbakir, que se muestra tal y como es, aún no tiene ningún tipo de alteración provocada por el turismo: hay mucho té, mucho pistacho (es una de las zonas importadoras más importantes de este fruto seco), mucha mezquita y, sobre todo, mucha amabilidad.
Una recomendación antes de terminar, no os vayáis de allí sin aprender a jugar a la tavla turca (backgammon para nosotros), el juego más jugado en toda Turquía. Además de ser un juego apasionante, el backgammon sirve para hacer amigos y echar partidas emocionantísimas con cualquier buen turco que se precie.
En definitiva, Diyarbakir es una ciudad ideal para ver el día a día real de la vida turca; cualquier aventurero (y no aventurero también, basta con el sentido común que utilizamos en cualquier otra ciudad del mundo) estará encantado de conocerla.
Foto: Flickr