Si somos buscadores de ofertas de viajes y queremos conocer lugares nuevos, no dudemos en ir a Rumanía, un lugar desconocido para el habitual turismo occidental. Se trata de un país con varias potencialidades turísticas, desde ciudades enigmáticas como Bucarest pasando por paisajes y zonas de cuento como Transilvania. No obstante, hoy hablaremos de uno de los espacios naturales más importantes y significativos de Rumanía, el Delta del Danubio, es decir, la desembocadura de este mítico río que desemboca en otro de los mitos de Europa, en el Mar Negro.
El Danubio nade concretamente en Swarzwald, en la Selva Negra de Alemania y tras recorrer casi 3000 kilómetros y pasar por algunos de los lugares más emblemáticos de Europa (Budapest, Belgrado, etc.) va a desembocar a Rumanía, en una desembocadura que se extiende a través de una gran red de lagos, islas, canales y selvas impresionantes. No en vano, el lugar está declarado como «Reserva de la Bioesféra» por la UNESCO, y es que en la zona podremos encontrar cientos de especies de pájaros y peces así como más de 1000 especies de plantas.
En cuanto al atractivo humano de la zona, en el Delta del Danubio, durante más de cinco mil años tuvo lugar la vida de una pequeña comunidad que ya formaba parte del ecosistema del Delta viviendo de la pesca y el ganado. La única forma de acceder a estas aldeas son los canales, lugares enigmáticos que parecen no haber cambiado durante siglos. Se trata de dar una visita en barco, una visita que nos transportará en un espectacular silencio que parece no haber sido roto por nada ni nadie nunca jamás en la historia del mundo.
Por otra parte ir de viaje al Delta del Danubio significa muchas más cosas que conocimiento natural o humano. Podemos ir a ver Tulcea, un lugar tan vijeo como Roma, centro turístico de la zona con hoteles y museos para alojarse y conocer mejor el lugar donde nos encontramos, ver la magnitud natural del lugar donde nos encontramos, un sitio único en Rumanía y en Europa, uno de los Deltas más impresionantes del mundo.
Foto Vía: Kristian Frisk