Hablar de Oporto es hablar de una de las ciudades europeas más importantes en el sector del vino y es que en ella se elaboran unos afamados caldos que llevan su nombre. Esta bebida se caracteriza por ser de tipo fortificado y tiene su origen en el siglo XVI donde empezó a elaborarse a partir de la unión del vino y del Brandy para evitar que aquel, por determinadas circunstancias de conservación o transporte, pudiera echarse a perder.
Por tal motivo, cualquier turista que llegue a la ciudad lusa no puede marcharse sin antes realizar un recorrido por alguna de las mejores bodegas de la tierra, las cuales no sólo son visitables sino que además ofrecen actividades para descubrir los encantos de los vinos.
Aquellas se encuentran situadas en Vila Nova de Gaia, la población a la que se accede cruzando el río, y en total forman un núcleo de más cien empresas. Todas ellas dispuestas a enseñar a los viajeros sus instalaciones, la forma de elaboración de los caldos, el sabor de los mismos y, por supuesto, cómo adquirir aquellos.
Entre las bodegas más prestigiosas o conocidas se encuentra, por ejemplo, la de Calem. En el siglo XIX, y más concretamente en el año 1859, fue cuando se fundó la misma que a lo largo de su trayectoria ha recibido importantes reconocimientos tales como el Best Wine Tourism 2008.
Actualmente presenta tres tipos de vinos: Branco, Ruby y Tawny.
No menos relevante en Oporto es la Bodega Sandeman que recibe el nombre de la figura, Don Sandeman, que se creó para ejercer como símbolo de la misma. Este es una especie de héroe enmascarado, vestido de negro, que se asemeja bastante a la imagen de otro personaje mítico: El Zorro.
Precisamente cualquier turista que llegue a estas instalaciones verá como un guía vestido como Don Sandeman será el que le muestre las mismas, entre las que destaca especialmente el Museo de la Bodega.
Ferreria y Offley son otras de las bodegas más interesantes para visitar en esta ciudad portuguesa de buenos caldos.