Durante las vacaciones de invierno, las estaciones de esquí españolas se ponen al día para abrir sus puertas y ofrecer novedades y diversión para toda la familia. Un viaje a los Pirineos Aragoneses nos ofrece escapadas de fin de semana perfectas y únicas.
Su montañas ofrecen un gran paisaje y diversidad, protagonizadas por las pistas de esquí como Cerler, Panticosa, Astún o Formigal. Suelen ser estaciones muy completas reconocidas en el mundo entero por su larga tradición y antigüedad. Y son mayoría ofrecen competiciones importantes nacionales e internacionales.
Si eres amante del deporte blanco, tales estaciones te entusiasmarán. Cuentan con zonas de snowboards, pistas de diversos niveles, parques infantiles, actividades nocturnas y hasta escuelas de esquí para aprender.
El paisaje de los pirineos en Aragón nos deja, además, días para poder hacer excursiones por la montaña. Y si queremos hacer algo de turismo y cultura, las poblaciones nos aportan todo lo que necesitamos. Por ejemplo, Jaca o Sabiñánigo son pueblos con un largo patrimonio cultural. Son ideales para alojarnos, ya que están cerca de las pistas.
Aconsejamos dormir en una casa rural típica del norte, con casas, tejados de pizarra, madera y fuertemente equipadas con leña, chimenea o calefacción central para pasar un invierno la mar de caliente.
La cocina de montaña es también destacada en esta zona. Las pistas de esquí ofrecen áreas de restauración, algunas a pie de pista y otras en zonas algo más escondidas con restaurantes de cocina del lugar.
Hemos de ir bien provistos y alimentarnos bien, tanto si hacemos deporte de esquí como si nos decantamos por practicar senderismo o alpinismo en el Monte Perdido, una gran área rodeada de montañas y zonas verdes de increíble belleza. Aconsejamos ir bastante pronto y dejarnos guiar por las rutas que se ofrecen para no perdernos y gozar de la naturaleza con seguridad.
Foto: Rafa