Cuenca, todo un mundo por descubrir

Cuenca, todo un mundo por descubrir 2

Cuenca es una, sin ninguna duda, una de las ciudades españolas que, dado su tamaño y población, más visitantes atrae. Un paseo por su casco histórico nos transporta a épocas pretéritas, conservando todo el sabor medieval de muchas de sus construcciones, tanto religiosas como civiles, que hacen que el turista, cámara en mano, no pueda dejar de fotografiarlo todo a su paso por las estrechas y empinadas callejuelas tan características, para tratar de llevarse un recuerdo vívido de esta joya, Patrimonio de la Humanidad desde 1996.

Si disponemos de un fin de semana libre, nada mejor, pues, que hacer una reserva online en un hotel de Cuenca y dejarnos trasladar a los tiempos de la reconquista. Lugares como la Plaza Mayor, en que encontraremos la magnífica Catedral (del s. XII y estilo gótico normando), el Ayuntamiento y el Convento de las Petras, pueden ser un buen comienzo para un breve recorrido por la ciudad. Por la calle de Alfonso VIII llegaremos a la parte nueva y por la del Fuero, al antiguo barrio cristiano y judío.

A partir de aquí, la sucesión de monumentos es continua, con el Seminario Conciliar de San Julián, el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, la Torre de Mangana, la Iglesia de San Felipe Neri o las Iglesias de San Andrés y de El Salvador. En el Barrio de San Martín encontramos los “rascacielos de Cuenca”, construidos sobre la roca, la Iglesia de la Santa Cruz; más adelante, el Puente de San Pablo y el Parador de Turismo, que ofrecen mágnificas vistas de la atracción más conocida, las Casas Colgadas, edificio gótico que hoy acoge un Museo de Arte Abstracto con obras de artistas como Millares, Tàpies, Saura, Chillida, Torner, Mompó, Canogar, Feito o Guerrero.

También vale la pena visitar el Museo Provincial, el Museo Diocesano, el Palacio Episcopal, el Castillo, a 1001 metros sobre el nivel del mar, que ofrece vistas espectaculares sobre la Hoz del Huécar, el Convento de las Angélicas, los restos de la Iglesia de San Pantaleón, la Iglesia de San Nicolás o la Ermita de la Virgen de las Angustias.

Foto: Nigel Swales