El Tíbet es un destino turístico fascinante, lleno de misterio, espiritualidad y una cultura y un paisaje únicos. Para algunos, sin embargo, es un viaje complicado, tanto por la lejanía como por los trámites que hay que llevar a cabo para entrar. Pero nada más lejos de la realidad. Sí son necesarios varios documentos para el viaje, pero se puede arreglar fácilmente a través de una agencia de viajes. Precisamente, a todos los viajeros extranjeros que entran en el Tíbet se les exige que vayan con una agencia de viajes autorizada.
Se necesita, por ejemplo, un permiso de viaje expedido por el gobierno chino, así como una serie de permisos adicionales dependiendo de a qué zona del Tíbet se piensa viajar. Además, en todo momento del viaje hay que estar acompañado por un guía, sea un viaje individual o en grupo.
Una vez que hayas reservado tu viaje al Tíbet y la agencia de viajes haya adquirido todos los permisos que necesitas, comienza la aventura. Para viajar hasta aquí se suele hacer desde China en avión o en tren. En tren se tarda mucho más, pero merece la pena un viaje así para disfrutar del hermoso paisaje rural chino. Para ello nada mejor que el Qinghai Tibet Railway, la ruta ferroviaria más alta del mundo y que recorre miles de kilómetros de un paisaje sencillamente maravilloso.
Como el viaje en tren es muy largo, unas 47 horas desde Pekín o 48 desde Shangai, lo más recomendable es tomar un avión a la ida y volver a China desde el Tíbet en tren. De esta manera se disfruta de la misma manera y ahorrando en tiempo. Aunque no es muy fácil encontrar billetes de tren desde el Tíbet a otras ciudad chinas. Lo mejor es dejarlo todo en manos de la agencia de viajes.
Estas agencias de viajes ofrecen tours que recorren el Tíbet y algunas de las principales ciudades de China. Son viajes que se pueden hacer en pocos días o en tres semanas. Uno de los tours más pequeños podría ser visitar en cuatro días Lhasa, la capital del Tíbet, el Palacio de Potala, el Templo Jokhang, el Monasterio Drepung, el Monasterio de Sera, el Lago Namtso o el Monasterio Gandan. Aunque lo suyo es, ya que estás, poder ir hasta el Monte Kailash, el Everest y el Tíber oriental.
Las opciones son infinitas y las maravillas del Tíbet impresionantes. Tal vez lo peor sean los trámites previos para lograr toda la documentación necesaria. De ahí que, si están pensando visitar este destino, ve a una agencia de viajes para solicitar toda la información y que ellos se encarguen del apartado burocrático. A partir de ahí, ya puedes organizar las visitas que quieres hacer.
Foto Vía China.org