Desde el Neolítico estuvo poblada Tirana, la actual capital de Albania. Una ciudad que ha tenido un pasado lleno de conflictos pero que hoy se ha convertido en un bello lugar de rincones de gran valor artístico. Entre los mismos habría que destacar, sin lugar a dudas, a la Plaza Skanderberg pues la misma se ha convertido en el corazón y el alma del patrimonio arquitectónico. Lo es porque en ella, que tiene el nombre de un importante héroe nacional, es donde se encuentran los monumentos más significativos de la ciudad.
Entre los mismos se halla, por ejemplo, la espectacular Mezquita de Et´hem Bey que está situada al sur de dicha plaza. Un templo aquel que comenzó a construirse en el siglo XVIII, concretamente en el año 1789, y cuyas obras finalizarían en 1821.
Sorprendente es dicha edificación que también comparte protagonismo en este rincón de Albania con la Torre del Reloj, que se halla muy próxima a ella. En la década de los años 20 del siglo XX es cuando, parece ser, se iniciaron las obras de esta construcción de 35 metros de altura que, como su propio nombre indica, cuenta con un reloj alemán que, después de varias vicisitudes y de una Guerra Mundial, luce esplendorosamente.
Otro de los monumentos más importantes de Tirana, próximo a los dos citados, es el Museo Nacional de Historia. Un centro cultural este, puesto en pie en 1981, que es vital en la ciudad por el hecho de que en él se conservan obras de gran valor como es el relieve titulado “Los albaneses” que existe en su fachada.
El Palacio de la Cultura, el Castillo de Tirana, el Monumento a la Madre Albania o la Iglesia de Santa María son otras de las visitas imprescindibles en este rincón albanés que sorprende a todas las personas que lo conocen por primera vez.