La ciudad de Catania, ubicada en la costa oriental de Sicilia, es la segunda ciudad más poblada de la isla tras Palermo, y está situada muy cerca del Monte Etna, el volcán en activo más grande de Europa. Arrasada hasta siete veces por erupciones del vecino volcán y terremotos, en su carácter se ha marcado profundamente la voluntad de seguir siempre adelante, pese a las catastróficas consecuencias de cada nueva destrucción.
Actualmente es una dinámica ciudad, con numerosos atractivos turísticos. Cualquier visitante que decida tomar un vuelo a Catania en cualquier época del año, descubrirá en la localidad y sus alrededores una auténtica y única atmósfera siciliana, y podrá admirarse de sus magníficos monumentos, en los que predomina el arte barroco por encima de todos los estilos. No obstante, aún quedan algunos restos de edificios de época romana en la ciudad, como el Teatro, el Anfiteatro (s. II) y el Odeón (s. III), rescatados de las sucesivas destrucciones.
En cuanto al barroco, que le ha valido a Catania la consideración por parte de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad desde 2002, podemos destacar la presencia de numerosísimas iglesias, entre las que destaca, por supuesto, el Duomo o Catedral de Santa Águeda, la Iglesia de San Placido o San Francisco de Asís, lugar de reposo eterno e la reina Leonor de Sicilia. Sólo con dar un paseo por la ciudad nos daremos cuenta de la cantidad de templos que en ella podemos encontrar.
Por lo que se refiere a edificios civiles, Catania posee un antiguo patrimonio prácticamente inigualable, como el los palacios Biscari, Reburdone, Sangiuliano, el de la Universidad o el del Seminario de los Clérigos. También destacan el Castello Ursino, erigido por Federico II de Hohenstaufen en el s. XIII o la Porta Ferdinandea, arco de triunfo del s. XVIII. Un marco excepcional para perderse por sus calles, pasear por sus mercados y saborear un espresso en alguna de sus plazas disfrutando del ambiente de la ciudad.
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