Si estamos hartos de ir de vacaciones a lugares donde todo el mundo va, a lugares atestados de turistas y extranjeros, una de las alternativas que podemos tomar es alojarnos en uno de los hoteles de una ciudad desconocida y poco turística.Podemos escoger, por ejemplo, Caracas, el cual nos enseñará la contradicción de la sociedad venezolana en toda su grandeza y gracia. Caracas es una ciudad que si vamos con cuidado, sabiendo cómo no ostentar, podemos disfrutarla mucho. Caracas es una ciudad que esconde muchos rincones.
Entre estos rincones y atracciones, una de las más recomendadas es el Teleférico El Ávila, una gran obra de ingenieria que ya posee más de 50 años y nos acerca a la naturaleza más salvaje, a tan sólo un pequeño paso de la capital venezolana. No obstante, antes de inmiscuirnos en el Parque Nacional El Ávila, a la llegada del teleférico recomendamos dar un paseo por el espacio que hay arriba. Aquí encontraremos el Hotel Humbolt, con todo su misterio y arquitectura que se envuelve contínuamente de una neblina inquietante y un Casino,una de las atracciones más extrañas a esta altura.
Un segundo pulmón natural de Caracas, después del Parque Nacional El Ávila, es el Parque del este, un gigantesco parque posee una extensión que supera las 75 hectáreas y es utilizado por los lugareños para dar una pequeña carrera o paseo mañanero. Aquí podremos encontrar un precioso lugar para el esparcimiento en Caracas, un lugar para el ocio y el descanso que nos ayudará a olvidarnos de que nos encontramos en una de las ciudades más ruidosas y estresantes del mundo (aunque admitámoslo, aquí reside parte de su magia). En el Parque del Este Romulo Betancourt podemos visitar un pequeño zoológico que posee desde un aviario con muestras de diferentes aves de Venezuela hasta tortugas, perro de aguas y caimanes.
En fin, Caracas, como decíamos hace un momento, es una de las ciudades más ruidosas y estresantes del mundo, un lugar lleno de humo y bocinas, pero por eso mismo posee espacios verdes inmensos, lugares de esparcimiento y disfrute de la naturaleza que es utilizado por los lugareños con frecuencia antes de afrontarse de nuevo a la ciudad. Caracas no es una ciudad turística, pero en ello mismo reside su magia, que el visitante podrá mezclarse con el lugareño y ver cómo es la cultura y forma de ser venezolana (o al menos caraceña).
Foto Vía: Marcio Cabral de Moura