Esquiar es una de las opciones turísticas más solicitadas del invierno, de una estación que cada vez está más cerca. Para ello, en los Pirineos tenemos varias opciones como es el esquí en Candanchú o en cualquier otra estación invernal, la mayoría de ellas de muy buena calidad.
Si vamos a Candanchú a esquiar tampoco hay que dejar de lado la opción de visitar sus alrededores, un territorio lleno de naturaleza y cultura, un territorio muy atractivo para todos aquellos que no sólo quieren esquiar sino conocer el entorno donde se realiza este deporte invernal.
Cerca de Candanchú podremos encontrar, por ejemplo, la villa de Canfranc, la cual ofrece varias, múltiples caras a sus visitantes. Con un entorno natural típica de la alta montaña, rodeado de pinos y abetos junto a cumbres que superan los 2.000 metros sobre el nivel del mar, este municipio acoge uno de los tramos aragoneses más hermosos del Camino de Santiago.
La ruta hacia Santiago de Compostela ha hecho que todavía pervivan en la zona numerosos edificios históricos que pese a la multitud de guerras o faraónicas obras de ingeniería no han conseguido derribar. Otra de las cosas que hay que ver son los restos monumentales de la antigua nobleza pirenaica así como la particularidad de los propios habitantes, que han ido dejando en la villa de Canfranc una de las más impresionantes estaciones ferroviarias de Aragón y España.
No obstante, el monumento más significativo de Canfranc, el más curioso y atractivo es la Torreta de Fusileros. Este edificio surge cuando a mediados del siglo XIX, una nueva carretera se concluiría en la vertiente francesa del Somport, la cual se defendería con el fuerte del Portalet entre Urdós y Etsaut. Estas dos obras hacían pensar en una penetración francesa, por lo que, a partir de 1876, cuando se acaba la carretera por la vertiente española se plantea cómo se defendería esta nueva vía de comunicación que sustituía el antiguo camino.
Un año después, se redacta el proyecto de dos torres fusileras, una de las cuales es nuestro objeto de admiración. La acción popular de varios vecinos no hace tanto, ha impedido su traslado a otro entorno y su reciente restauración. Su función ya no es militar, sino que entre sus fuertes paredes se esconde una Sala de Exposiciones Itinerantes, una muestra sobre el “Camino de Santiago en Aragón” y otra sobre la “historia de Canfranc y su Estación Internacional”.
Esta hermosa construcción de planta elíptica y un aire medieval está defendida con foso, y en los cuatro pisos que posee tiene una capacidad para 25 personas. Además, poseía cocina, enfermería, calabozo, leñera y un cuarto de oficial. En el exterior presenta tres galerías con aspilleras.
Foto Vía: Jule Berlin