Cualquier turista que haya visitado al menos una vez la ciudad de Córdoba tendrá como recuerdos la belleza de la misma plasmados a través de diversas instantáneas tales como su Mezquita, el majestuoso puente romano, el colorido de sus patios y también la Calleja de las Flores.
Precisamente aquella se ha convertido en una de las zonas más fotografiadas de la Judería y es que la misma ejerce como perfecto símbolo de lo que es la urbe: esencia musulmana, majestuoso patrimonio, alma musical y aromas florales.
Como decíamos, en plena Judería es donde se encuentra ubicada esta Calleja de las Flores, un azucaque que ejerce como ramal de la calle de Velázquez Bosco, que, junto al resto de este entramado de rúas, está catalogado como Patrimonio de la Humanidad.
De la misma manera podemos decir que es una estrecha calle de paredes blancas adornadas con multitud de flores que le otorgan un colorido y un aroma especial a la misma. Varios arquillos son los que, además, le otorgan una esencia especial a aquella que finaliza en una pequeña pero hermosa plaza.
En ese entorno es donde el protagonismo lo adquiere una fuente que se creó en el periodo comprendido entre las décadas de los años 50 y 60 por el arquitecto Víctor Escribano. Fuente aquella, integrada además con diversos restos arqueológicos allí encontrados, de la que mana agua que es ideal para refrescarse en los meses de más calor.
De manera habitual suelen aprovechar este rincón cordobés algunos artistas y concretamente profesionales de la guitarra para mostrar a los visitantes la mejor música andaluza.
Por todos estos motivos merece la pena visitar la Calleja de las Flores y también por el hecho de que desde ella se pueden admirar unas majestuosas vistas de la excelsa Mezquita.
¿Te lo vas a perder?