En la ciudad de Cádiz, conocida tradicional y popularmente como «tacita de plata», se respira mar por los cuatro costados. No en vano está situada sobre la bahía homónima y rodeada casi totalmente por sus aguas, de manera que éstas se convierten, irremediablemente, en protagonistas de las vidas de sus habitantes y de los visitantes que tienen la oportunidad de pasar unos días en ella.
Bien comunicada con las principales capitales españolas, tanto por carretera como gracias a los vuelos que aterrizan en el aeropuerto de Jerez de la Frontera, situado a unos 35 km. También desde su puerto parte la única línea regular marítima que une la Península con las Islas Canarias.
La historia de Cádiz se remonta a hace 3.000 años, cuando fue fundada por los fenicios, y por ella han pasado culturas diversas a lo largo de los siglos, aprovechando la estratégica situación de su bahía para el comercio marítimo. En su parte más antigua, considerada Monumento Histórico Artístico, encontramos estrechas callejuelas, pequeñas plazas y los lugares más característicos, donde podremos degustar el famoso «pescaíto frito», escuchar el más puro cante flamenco o, simplemente, dejarnos llevar por la especial luz y ambiente de la ciudad.
Aquí encontraremos, además, los principales puntos de interés, entre los que destacan los Castillos de Santa Catalina y San Sebastián, la Catedral barroca y su Museo Catedralicio, la Iglesia de Santa Cruz, erigida como catedral por Alfonso X El Sabio sobre una mezquita, o las Murallas, que la separan de la parte nueva. También vale la pena visitar el Oratorio de San Felipe Neri, sede de las Cortes de Cádiz de 1812, donde se redactó la primera Constitución Española, la Capilla Oratorio de la Santa Cueva, que alberga tres cuadros de Goya, y otras muchas iglesias y edificios civiles de todos los estilos arquitectónicos que se reparten por toda la extensión de la ciudad.
Foto: Alfonso Jiménez