La ciudad de Burdeos, en el suroeste de Francia, cuenta con más de 2.000 años de historia desde su fundación por los galos en el s. III a.C, y en tiempos de la dominación romana fue conocida como «la pequeña Roma». Posteriormente, y ya desde la Edad Media, su nombre se hizo conocido internacionalmente gracias, sobre todo, a los excelentes vinos que se elaboran en la región, una fama que aún hoy atrae a visitantes de todo el mundo, que toman un vuelo a Burdeos únicamente con la intención de disfrutar del turismo vinícola.
No obstante, esta ciudad tiene muchísimo más que ofrecer: arte, historia, cultura y, como elemento destacado, no se puede olvidar mencionar que la ciudad posee la una de las mayores extensiones urbanas declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco. En especial llaman la atención las excepcionales muestras arquitectónicas del s. XVIII y, además, la existencia de numerosos museos, diez de ellos municipales, como el Museo de Aquitana, el de Bellas Artes, el de las Artes Decorativas, el de Arte Contemporáneo o el Museo Nacional, e incluso dos instalaciones dedicadas exclusivamente al vino.
Con un precioso entramado urbano, en el que destacan por encima de todo por su belleza los bulevares situados a las orillas del Garona, río que atraviesa la ciudad, Burdeos cuenta con cientos de monumentos históricos, e incluso las construcciones más modernas se han sabido integrar con el patrimonio histórico dándole un carácter único y armónico, ejemplo de urbanismo racional y humano para otras muchas ciudades de Europa.
No nos podemos perder los barrios del Viejo Burdeos: Saint Pierre, Saint Michel, Sainte Croix, Sainte Eulalie o Saint Eloi; la fachada de los muelles junto al río, de más de un kilómetro, recientemente reordenada, el Palacio Rohan, el Gran Teatro de Victor Luis y, por supuesto, las extensas viñas próximas a la ciudad, plagadas de bonitos castillos.
Foto: GoRun26