Brístol, ciudad histórica inglesa

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Durante el siglo XVI, Brístol fue una de las ciudades más importantes de Inglaterra junto a Londres y a York. Hoy, no cuenta con ese valor que tuvo entonces pero sí que mantiene su belleza, su valor y su actividad comercial, que ha sido y es fundamental para la nación. Una economía esta que se ve favorecida por el ritmo del puerto pero especialmente por el impulso que en los últimos años ha experimentado lo que es la industria aeronáutica.

Estas son algunas de las señas de identidad de Brístol, una ciudad histórica inglesa que merece la pena descubrir pues cuenta con una serie de monumentos, rincones y enclaves que, sin duda alguna, tienen una belleza indudable.

Así, por ejemplo, uno de los edificios más significativos de la urbe es el Teatro Real. Este tiene el privilegio de ser el más antiguo de cuantos existen en ella, pues se puso en pie en el siglo XVIII, concretamente en el año 1766, pero también es el más viejo del país en cuanto a lo que respecta a haber funcionado de manera ininterrumpida.

Este lugar merece la pena ser visitado no sólo por él mismo sino también por el hecho de que en la urbe inglesa el teatro juega un papel primordial pues existen múltiples compañías de este arte así como otra serie de centros culturales que cuentan con una amplia y variada programación escénica anual.

Otro de los espacios más importantes es el Clifton Suspension Bridge, el puente desde el que se puede disfrutar de unas espectaculares vistas de la ciudad.

Y, por supuesto, parada obligatoria es la Catedral que fue construida en el siglo XII como Abadía. Su sorprendente fachada, sus jardines y el claustro son, sin duda alguna, los elementos más interesantes del templo.

La Universidad de Brístol y Castle Park, el pulmón verde de la urbe, son otros de los enclaves que hay que conocer en ella.