A pesar de no ser destacada como un destino turístico de primer nivel, Ciudad Real conserva un pequeño pero interesante patrimonio artístico, fruto de sus más de 700 años de historia. Su carácter universitario y el estar perfectamente comunicada con el AVE Madrid-Sevilla la hacen muy amena, tranquila y accesible.
A Ciudad también se la conoce ya como la tierra del panel solar, ya que dentro de poco liderará en España la producción de energía termosolar, especialmente en los alrededores y algunos rincones de la provincia, como Puertollano y Alcázar.
Si nos detenemos sin embargo en la capital, hay algunos puntos de interés que no podemos pasar por alto, a pesar de que solo quedan una serie de restos de las viejas murallas que rodeaban la ciudad. De estos vestigios nos acercamos en primer lugar a la Puerta de Toledo, erigida en 1328, y cuyo aspecto actual data de las sucesivas reformas realizadas en ella a lo largo de los siglos.
A partir de ella, Ciudad Real se caracteriza sobre todo por su patrimonio religioso. Como templo principal destacamos la Iglesia de Santa María del Prado, catedral desde 1875, y que fue construida a partir del siglo XII. De ella lo más interesante está en el rosetón y la Puerta de los Pies (ambos del siglo XIII) y el retablo renacentista del interior, que acoge a la patrona de la ciudad.
Otras iglesias a reseñar serían la Iglesia de Santiago, construida a finales del siglo XIII y que, por su aspecto actual, es la más antigua de Ciudad Real; y la Iglesia de San Pedro, erigida entre los siglos XIV y XV que, si bien no es tan imponente como la catedral, para mí es mucho más hermosa. De estilo gótico, fijaros en el rosetón de la fachada y la torre con chapitel del siglo XVIII.
Desde el punto de vista cultural, en Ciudad Real encontramos el Museo Provincial y el Museo Elisa Cendrero, ambos en las cercanías de la Plaza Mayor, prácticamente pegados el uno al otro; y el Museo Diocesano, situado en el antiguo palacio arzobispal.
Creo que el paseo por Ciudad Real apenas nos podría llevar unas horas, pero no está de más conocer a esta ciudad manchega, famosa por su queso y sus vinos, especialmente, y por el recuerdo, grabado en los molinos que rodean sus campos, de aquel caballero que un día desgranara la imaginación de Don Miguel de Cervantes.
Foto Vía Mudanza Fácil