La región bañada por el Rhin es uno de los principales destinos turísticos en Alemania. Y no sólo por la belleza que plasma este río en el verde intenso de sus valles, sino también por el encanto pintoresco de sus pueblos, sus costumbres y tradiciones y su gastronomía. Precisamente uno de estos pueblos a los que nos referimos es Boppard.
A mí particularmente este pequeño rincón me sugiere una historia de cuento de hadas. Casas de madera tradicionales, senderos en los alrededores para disfrutar de la naturaleza y el entorno y unas vistas incomparables del Rhin. Si queréis ver cruceros fluviales por Europa os recomiendo encarecidamente hacer uno por este río y disfrutar de la belleza popular de Boppard.
Este pequeño rincón de Renania está precisamente situado en un enclave espectacular. Se trata del Valle Alto del Rhin Central, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Realmente no es muy conocido entre los extranjeros, pero para los propios alemanes es un refugio de descanso durante la primavera, el verano o cualquier fin de semana al año, tanto por su belleza como por ser una región vitivinícola.
En Boppard apreciaremos el turismo de relax, paseando por sus pequeñas calles y plazas, como el de sus valles y montañas, que invitan a pasar unos días en pleno contacto con la naturaleza. Al llegar en crucero a este lugar vais a apreciar el encanto tradicional de sus edificios, las murallas más antiguas y mejor conservadas de una fortaleza romana al norte de los Alpes y los valles escarpados que albergan gran cantidad de viñedos.
El maravilloso entorno de Boppard siempre ha sido un destino inolvidable para todos los visitantes que han tenido la oportunidad de conocerlo. Nada más bajar del barco tenemos la oportunidad de ver el Castillo del Príncipe Elector, en un espacio privilegiado para controlar el río y la ciudad. Hoy alberga el Museo Thonet, un curioso lugar en donde se pueden ver las famosas sillas de Michael Thonet, constructor de muebles e industrial alemán nacido precisamente en Boppard.
Paseando por sus calles se aprecian claramente algunas huellas visibles desde la época romana. Para terminar nuestro recorrido por el pueblo nada mejor que sentarnos en alguna de sus tabernas, conocidas como straubenwirtschaft. En ellas tenemos una larga lista de vinos para probar. De esta manera apreciaréis que el presente y el pasado se funden para formar un paisaje pintoresco en donde la naturaleza y el patrimonio cultural son los principales protagonistas.
Foto Vía Celal Gursoy