¿No conoces Berlín? Llegar a la capital de Alemania es más fácil que nunca. Sólo tienes que reservar tus vuelos baratos, hacer la maleta y dejarte llevar. Es hora de escapar y disfrutar.
La ciudad donde lo más moderno y la historia se unen ofrece muchos rincones inigualables para el visitante. ¿Quieres un parque? Mauerpark o Tiergarten, éste último es una enorme extensión verde a la que acuden jóvenes berlineses en fin de semana y parejas con niños para comer.
¿Un museo? no te preocupes porque concentra una gran cantidad de ellos, prácticamente los nacionales en un mismo lugar, el de Arte Contemporáneo, el de Pintura… pero nosotros recomendamos el Museo de los Judíos, algo apartado del centro, pero vale realmente la pena por su cantidad de esculturas, memorias, objetos y explicaciones de cómo eran sus vidas en la ciudad.
Si decides comer algo, una gran parte se encuentran en la zona del centro. Cerca de la puerta de Branderburgo y Alexander Platz. Los hay de diversas especialidades, pero siempre es mejor cenar típica cocina alemana. El codillo es su especialidad. Verás que está buenísimo y lo traen con bolas de carne y patata y algo de verduras. Las cervezas son las bebidas estrella; como puedes imaginar hay una gran cantidad, aunque pide la de la ciudad, más económica y rica. Como curiosidad, es de destacar que los jóvenes se las beben en botella por la calle, en el metro, en el autobús, especialmente viernes y sábados noche.
No te puedes ir sin ver el muro de Berlín. La verdad es que se extiende por diversos puntos de la ciudad, y el auténtico está bastante reduido, con algunas pintadas y trozos hechos añicos, pero forma parte de la historia y se han hecho muchos homenajes en torno a este conocido monumento. Disfruta y, si tienes suerte, coge un trozo sin que nadie te vea, aunque es realmente difícil. Siempre lo puedes obtener en los souvenirs por 2 euros.