Paz, fados, melancolía y una gastronomía fuera de serie. De esta forma podríamos definir a una ciudad única que seguramente iremos más de una vez en nuestra vida. Se trata de Lisboa, una ciudad bohemia que esconde un gran legado histórico y ello se traduce en sus barrios y calles.
Podemos reservar nuestro viaje a Lisboa para estas vacaciones, un destino ideal para ir un fin de semana o bien para realizar una escapada y liberarse del estrés diario. Si estamos en la ciudad, recomendamos visitar el precioso barrio de Bélem.
En él destaca el gran río Tajo, además de muchos monumentos de gran valor. Podemos ir a este barrio, algo más alejado del centro, con diversos autobuses, ya que la gran parte de tranvías no suelen llegar.
Un elemento y edificio clave de esta zona es el Monasterio de los Jerónimos, nombrado Patrimonio de la Humanidad. Llama la atenión su gran extensión y su definida arquitectura que presenta una fachada única. Está diseñado en estilo manuelino, de mano del arquitecto Juan de Castillo.
Son destacables la mezcla de estilos arquitectónicos que se ven en los portales en su fastuoso claustro de dos pisos y en el interior de la iglesia. En este lugar se encuentran las tumbas (neomanuelinas) del navegador Vasco da Gama y el poeta Luís de Camões.
Fuera del lugar en la plaza que encontramos justo a la salida, se suele improvisar un mercado en fines de semana donde encontrar toda clase de enseres, como ropa o bisutería artesanal a precios realmente muy bajos.
Esta zona es conocida por los tradicionales pasteles de Bélem que se comprar en una histórica pastelería. Están realizados con crema y son pequeñas tartaletas que encontraremos en toda la ciudad, pero que son típicas de este barrio. Puedes hacer algo de cola para obtener tus pasteles, pero vale la pena.
Foto: hermenpaca